CAPÍTULO 6. El Contexto Agrario de la Odisea

En este capítulo, estudiaré écfrasis en el contexto de la descripción física de Itaca y las referencias a la tierra cultivada. Mi propósito es mostrar que existen dos caracterizaciones principales del paisaje, y que estas dos miradas pueden ser estudiadas en relación al nostos de Odiseo. Mostraré que en la ausencia de Odiseo, Itaca es caracterizada sobre todo como un terreno escarpado, pero cuando él regresa, es descrita como una tierra fértil.
El capítulo está dividido en dos secciones. La primera sección estudia el paisaje rocoso de Itaca, y trata sobre la geografía de la memoria: la importancia del Monte Neritos tanto en la configuración del paisaje de Itaca como en la identidad de Odiseo. La segunda hace referencia a la imaginería agraria y el ideal panhelénico: estudia el contexto agrícola del retorno, y la asociación de imágenes agrarias con el encuentro del padre y el hijo en el huerto.
El paisaje de Ítaca ha sido ampliamente estudiado en los estudios homéricos, y la aproximación común es considerar la descripción que Homero hace de Ítaca con relación a una isla real [1] . Sin embargo, la construcción del paisaje de Itaca (cualquiera que sea el grado de realidad que refleje) se construye de acuerdo a las exigencias de la historia. Esto no quiere decir que el poeta estuviera necesariamente al tanto de la necesidad de crear dos descripciones de la tierra de Odiseo para resaltar los dos temas principales de la historia, el del extravío y el del retorno, tampoco es ésta una distinción rígida y mecánica.
Es, sin embargo, impresionante que las imágenes de tierra cultivada en Itaca devengan prominentes después del regreso de Odiseo, y el tema de “fértil Itaca” es un motivo que ilumina el encuentro padre e hijo. Es este contraste entre las dos representaciones físicas de la apariencia de Itaca el que quiero explorar en relación a la trama de la historia.
Por siglo y medio, el final de la Odisea fue considerado espurio: las razones han sido sobre todo lingüísticas, pero también basadas en la idea de que Laertes no es mencionado en la Ilíada, y que debía haber estado muerto para el tiempo del regreso de Odiseo. Esta es la opinión compartida por Aristóteles y Aristarco. Sin embargo, actualmente se ha considerado que aunque el Epílogo, donde se encuentra la escena del huerto, muestra una divergencia considerable respecto a lo que se considera la forma homérica, es aceptado hoy en día como homérico [2] .
La milagrosa productividad agraria fue una de las ideas desarrolladas en la imaginación cartográfica griega. Este elemento, que para un país pobre como Grecia constituyen en gran medida lo fantástico, refleja también intereses por contactos económicos o políticos que esta sociedad particular tuvo o quisiera tener con otras civilizaciones. Lo fantástico es también el resultado de las expectativas, las exploraciones y los contactos de tal sociedad con culturas distantes. Los griegos reflejaron sus conocimientos geográficos en relatos míticos de dioses y héroes, y el mundo de fantasía de Odiseo es un reflejo del interés de los griegos del siglo 8 a.C; un interés con motivos políticos y económicos, ya fuera explorar nuevos lugares para luego establecer colonias, o extender lazos políticos favorables a las ciudades griegas.
A través del mundo fantástico de la Odisea es posible percibir múltiples lecturas del poema. Desde la antigüedad eruditos han intentado localizar las aventuras de Odiseo en un mapa, y ha sido una aproximación común reconstruir los viajes de Odiseo tratando de compararlos con otros lugares del Mediterráneo [3] . Otros académicos consideran los viajes de Odiseo como construcciones puramente literarias; Page [4] , por ejemplo, los estudia en comparación con los relatos folklóricos, y Germain [5] considera la geografía de la Odisea como ficción. En la literatura moderna, Odiseo es considerado un modelo para el hombre contemporáneo y, por ejemplo, para Joyce en el Ulises, los extravíos de Odiseo son han visto como una metáfora de la condición humana.
Malkin [6] es de la opinión que los viajes de Odiseo son un reflejo del periodo de protocolonización, es decir, una época en que los griegos no se instalaron en ningún lugar, pero exploraron nuevas tierras, y dentro de tal contexto los viajes de Odiseo pudieron haber sido la experiencia de cualquier marinero del periodo de protocolonización abriendo nuevos horizontes. El autor se centra en la importancia de Itaca como un lugar del culto a Odiseo, su posición geográfica con relación a la Grecia continental, y su rol en la ruta alrededor del golfo de Corinto entre Corsira y Delfos.
El mundo de fantasía y la realidad de Itaca interactúan en la relación entre identidad heroica y paisaje. Dougherty considera que el argumento de la fertilidad de Itaca, ejemplificado cuando el héroe regresa, puede ser interpretado como una recolonización de Ítaca por Odiseo [7] . La descripción de los lugares visitados por él se acompaña con la descripción de las posibilidades agrarias de cada locación, y dicha característica es, de acuerdo a Dougherty y otros [8] una perspectiva colonial de búsqueda de lugares para fundar.
Esta tesis es la opuesta a la de Malkin, quien piensa que Odiseo no es un héroe colonizador, por cuanto no se establece en ningún lugar, y considera como más apropiado situar sus itinerarios en el periodo protocolonial, el tiempo de exploración pero no todavía de establecimiento [9] . Pero Dougherty tiene una idea interesante: que los viajes de Odiseo son decisivos en la manera en que éste concibe Itaca cuando regresa, esto significa que el regreso se conforma a partir de la experiencia obtenida en los viajes, y la reconstrucción de la identidad de Odisea se basa en la reconciliación entre el sujeto de la exploración y el del regreso [10] .
La construcción de una identidad a través del viaje y el regreso es una temática recientemente estudiada por Tim Rood en la Anabasis de Jenofonte [11] . La ruta seguida por Jenofonte es asociada a referencias míticas como los Argonautas y los viajes de Odiseo; Rood considera que el recuerdo del pasado heroico en la Anabasis hace posible apropiar un discurso de auto-definición. Él considera la Anabasis un trabajo patriótico en el cual un grupo de mercenarios forman parte del dialogo entre cultura griega e identidad política. Dentro del contexto de auto-definición cultural, Hartog [12] en su libro Memories d’Ulysses, establece a través del concepto del viaje nociones de identidad cultural: nociones de lo mismo y lo otro, argumenta que la Odisea ha proporcionado un paradigma de largo término para ver y hablar sobre el mundo, para viajarlo y representarlo; un modelo para vivir en el mundo y hacerlo humano, esto es, griego [13] .
Antes de desplazarnos a estudiar la geografía de Ítaca, debemos llevar nuestra atención al reciente libro en geografía de Horden y Purcell [14] , el propósito central de The Corrupting Sea, es considerar si la “historia mediterránea” tiene algún sentido como concepto y, si es tal el caso, ver como las ideas que le permiten tener sentido pueden ser usadas para hacer miradas comparativas a lo largo de divisiones convencionales de periodos. Ellos argumentan [15] que los ingredientes tradicionales en el portafolio de conceptos sobre el Mediterráneo son traicioneros y ofrecen una historia mediterránea mal orientada. La principal razón para ello es que ideas mediterráneas aparentemente intemporales resultan ser ampliamente específicas en el ámbito cultural. El libro usa de tiempo en tiempo aspectos del paisaje como referencias a la topografía montañosa; actitudes romanas hacia el paisaje; diseño de jardines e imaginación visual otomana; y la historia del moderno crucero mediterráneo. Sin embargo, el libro no toma en cuenta el uso de geografía conceptual. La cuestión de la interpretación del paisaje no contribuye al propósito general del libro que está orientado hacia un problema específico. El libro usa diferentes metodologías para aproximarse a diferentes temas, y no es su objetivo establecer un modelo que pueda ser utilizado por los estudiantes de geografía antigua.
La construcción del paisaje en la Odisea debe ser vista en asociación con la imagen de Odiseo del hogar y sus identidades inventadas durante sus exploraciones. Los viajes de Odiseo a través del mundo de la fantasía pueden ser comparados a las jornadas de dioses y héroes a lugares distantes, que pertenecen al marco del mito. Por ejemplo, los viajes de Io y Heracles nos hablan sobre el conocimiento de las fronteras del mundo y de los lazos, simpatías o enemistades que tenían los griegos con sociedades distantes y extrañas; también las expediciones de Apolo nos hablan sobre el aspecto fantástico de la naturaleza en relación a la topografía religiosa. Esta es una manera de dar orden a través del mito a lugares nuevos y distantes, haciéndolos comunes mediante la idea de que son lugares a donde los dioses y héroes han viajado.
La imaginación cartográfica fue una respuesta social de la sociedad griega a las expectativas y contactos con otras culturas. En la Odisea, el mundo de fantasía y el mundo real de Itaca son significativos e interrelacionados solo si son vistos en asociación al deseo de regresar de Odiseo, y a la añoranza por el hogar. En ese sentido, el real y austero paisaje de Itaca interactúa con los lugares fantásticos visitados por Odiseo durante sus travesías: Odiseo expresa su admiración por la vegetación de los sitios que visita, señala las posibilidades agrarias para cultivo y la fertilidad que ofrece la tierra para el crecimiento de distintas clases de frutos [16] (Od. 9.131-135). Por ejemplo, Itaca es escarpada en oposición a Ogigia, Esqueria y la isla de las cabras, pero a pesar de la fertilidad de tales lugares, él siempre conserva en mente el retorno a su patria rocosa (Od. 9.4.36).
El tema del retorno lleva al tema de la identidad. El problema de la identidad reside en la paradoja de que en orden a construir el retorno, Odiseo debe viajar. La Odisea evoca relatos de regresos de todas clases, por ejemplo, las mentiras de Odiseo (Od. 19.172-202, 271-307, 24.302-314) pueden ser vistas como diferentes alternativas de su retorno [17] . La geografía de la memoria está basada en una caracterización física del propio país de origen. Las travesías de Odiseo nos hablan sobre exploración de lugares, encuentros con tierras y sus habitantes, contacto con su flora y la experiencia de variados paisajes, mientras su nostos está basado en Itaca y en la topografía de su paisaje. Las memorias de Odiseo por su hogar están basadas principalmente en un escenario montañoso. Las características físicas del paisaje son parte del trasfondo personal de Odisea, el Monte Neritos es una parte de su identidad, de la misma manera que la cicatriz que el jabalí infligió en su pierna, que no es simplemente una señal de reconocimiento para otros, sino una parte integral de la forma en que él construye su propia identidad. La memoria de Odiseo por el paisaje de su tierra, es una característica clave en la construcción de su identidad [18] .

6.1 El paisaje rocoso de Itaca

Antes de estudiar la descripción física de Itaca, es útil revisar el debate académico acerca de la identificación y la localización de la isla. Hay dos pasajes que son estudiados principalmente con el propósito de identificar la Itaca de Homero con una isla particular: la mención del Catálogo de las Naves (Il. 2.631-637) y la descripción que hace Odiseo de su propia isla (Od. 9.19.28). Es comúnmente aceptado hoy en día que la moderna isla de Tiaki es la Itaca homérica. Sin embargo, existió la opinión según Dörpfeld que Itaca es la moderna isla Leucas (la antigua Duliquion), pues esta isla es bastante cercana al continente, y de acuerdo a él, Leucas concuerda mejor con la descripción de la patria de Odiseo como un lugar “muy alejado en el mar, hacia el cuarto oscuro” (Od. 9.26), que significa hacia el norte y el oeste, cercano a la tierra [19] .
Sin embargo, en el Catálogo, Odiseo rige sobre las islas Cefalonias, a excepción de Duliquion (la moderna Leucas) que pertenecía a Meges (Il. 2.625-630). Esto crea una dificultad para la teoría de Dörpfeld, ya que en el Catálogo esa isla no pertenece al dominio de Odiseo [20] . Adicionalmente, Rennell encuentra difícil de creer que la Itaca de Homero fuera Leucas, pues ha argumentado que los epítetos usados para Itaca “fácil de ver o fácilmente distinguida” (eudeielos) y “rodeada por el mar” (amphialos) enfatizan la posición de Itaca como una isla. Estos epítetos están en conflicto con la actual posición geográfica de Leucas: la isla se encuentra cercana al continente, y para quienes vienen desde el mar, ésta parece la prolongación del continente como si fuera una península. Alternativamente, Leucas pudo haber estado ligada al continente por un puente [21] . En la Odisea aparecen también en otros pasajes en donde las islas se contrastan con penínsulas (Od. 13.234-235) lo que además sugiere que un epíteto como “rodeada por el mar” sería inapropiado para Leucas [22] . Lorimer también piensa que los epítetos “rocosa, rugosa y escarpada” se ajusta mejor a Tiaki que a Leucas [23] . La descripción física de Itaca, caracterizado principalmente como escarpada, y su prominente señal, el monte Neritos, toman parte en la identidad de Homero y en la trama de la historia. En la mayoría de casos, Itaca se menciona sin epíteto [24] ; pero cuando aparece, hacen referencia a su aspecto rocoso. La Odisea usa principalmente tres palabras para denotar esta cualidad, y las tres tienen un significado similar (kranae Od. 1.247, 15.510, 16.124, 21.346), (trecheia 9.27, 13.242, 10.417, 10.463), (paipaloesa 11.480).
El epíteto paipaloesa sólo aparece en la Ilíada una vez, y ocurre sólo una vez también en la Ilída para la isla de Imbros: imbrou paipaloesses. En el Catálogo de las Naves, Itaca es mencionada dos veces sin epíteto (Il. 2.184,623), y otra como “rocosa Itaca” (kranae: Il. 3.201). “rocosa” es la caracterización más recurrente de Itaca. El mismo Odiseo describe su hogar como rocoso en dos oportunidades: “Una tierra escarpada (trecheia), pero buena nodriza de los hombres” (Od.9.27), y en su declaración “Quizá volveré a la rocosa (paipaloesa) Itaca” (Od. 11.480). El epíteto petreessan que aparece en la Ilíada para denotar lugares rocosos nunca aparece en la Odisea (Il. 2.496 pedregosa Aulide, 2.519 pedregosa Pito, 2.640 Calidonia sobre las rocas).
Las islas griegas son por lo general descritas como escarpadas, como Quios (Xioio paipaloesses Od. 3.170), y Samos (Samoio paipaloesses Od. 4.671); y de acuerdo a Telémaco todas las islas son laderas del mar, e Itaca más que las otras(Od.4.608). No hay anchos caminos en Itaca, no es una tierra amplia, no hay praderas, y no es un lugar para montar caballos (Od.13.242-244 y 4.605-608). Itaca tiene un sendero escarpado (Od. 17.204) [25] , y caminos montañosos, como aquel que liga los campos a las ciudades. La imagen de Itaca es construida a través de la negación, y la articulación de lo que Itaca no es refuerza la misma idea de su accidentado terreno.
El hombre sin nombre recupera su identidad evocando la topografía de su propio país. Cuando Odiseo revela su identidad, él incluye al monte Neritos como parte de su propio trasfondo personal (Od. 9.19-22). El Neritos es el principal motivo alrededor del cual se construye el paisaje de Itaca, y es un aspecto geográfico que caracteriza la identidad de Odiseo. Las marcas geográficas se convierten en símbolos de territorios específicos, y por lo tanto forman parte de una representación mental de la concepción del héroe acerca de su patria.
Atenea revela Ítaca a Odiseo apuntando hacia el Neritos. Hay una larga tradición académica sobre la relación entre Atenea y Odiseo [26] , pero nadie parece haber comentado sobre el Neritos como una señal decisiva en la escena de reconocimiento. Clay se ha referido, muy brevemente, al rol del paisaje en la escena de reconocimiento, pero no ha notado la importancia del Neritos para la identificación por parte de Odiseo de su país [27] . Ésta no ha sido tampoco mencionada por Dougherty, quien asigna gran importancia al aspecto físico de Ítaca en conjunción con la identidad de Odiseo [28] . El Neritos es la señal específica a través de la cual Odiseo reconoce su tierra paterna.
La memoria de Odiseo del paisaje de Ítaca está basada principalmente en un escenario montañoso. Las rocas son físicamente un aspecto fuerte de la memoria, y simbólicamente ellas dan el peso necesario para soportar y aferrar el objetivo del regreso [29] (Od.4.558). La construcción de un paisaje escarpado en el relato del nostos tiene una implicación en la estructura narrativa de la historia como un todo. La escarpada Itaca le da a Odiseo, en todos sus cambios de identidad, una base en la cual su identidad real se mantiene: la escarpada Itaca es el punto fijo de las travesías de Odiseo [30] . Itaca es importante como el lugar donde Odiseo recobra su identidad perdida durante sus travesías, y es el trasfondo a través del cual sus múltiples identidades inventadas se crean [31] .

6.2 Imaginería agraria y el ideal panhelénico

¿Es Itaca realmente una tierra fértil? Más importante, ¿cómo están las imágenes agrarias de Ítaca relacionadas con la trama del relato? Mientras en la Ilíada, la relación padre-hijo es ilustrada mediante el motivo de destrucción de la naturaleza, en la Odisea la reunión padre-hijo es creada a través de la construcción de un huerto. Príamo pierde a su hijo Licaón mientras está en el jardín, y Laertes se reúne con el suyo en el huerto. En la Ilíada, la muerte de jóvenes guerreros es comparada con árboles caídos, mientras, en la Odisea la reunión de padre e hijo es creada por la identificación de los árboles frutales del huerto de Laertes.
Cuando Odiseo logra su retorno, el telos de la narrativa se cumple. Al regreso de Odiseo, los cultivos de Ítaca se vuelven fenomenalmente productivos, hay grano en Itaca y las uvas crecen, también hay lluvia para fertilizar la tierra. El terreno es bueno para cabras y ganado, hay árboles de muchas clases, y hay espejos de agua a través de las estaciones (Od. 13.244-247), Telémaco piensa que es un lugar para criar cabras pero no caballos (Od. 4.606). Ítaca también es descrita como escarpada pero buena criadora de hombres (Od. 9.27). Antes del regreso de Odiseo hay pocos pasajes relacionados al paisaje agrario de Itaca: Penélope tiene un huerto lleno de árboles (Od. 4.737), y hay ricos campos a distancia del palacio de Odiseo (Od. 4.757).
El episodio del encuentro en el huerto es prefigurado por otros pasajes que introducen un contexto agrario a la Odisea. Cuando Odiseo regresa, el aspecto rocoso de la isla es remplazado por una imagen fértil del hogar, pues Odiseo constantemente se refiere a él como un lugar fértil (Od. 23.139) con muchos árboles (Od. 14.329; 19.399). Un pasaje interesante es la hipotética competencia (agones) que Odiseo tiene con los pretendientes donde es invitado a trabajar un campo cultivado, y replica que él puede ser mucho mejor trabajador que aquellos y que también puede ser un mejor guerrero que ellos (Od. 18.357-380) [34] . En la agones el espíritu militar se expresa junto con una escena agraria [35] ; también Aquiles en el Hades compara el contexto militar a uno agrario (Od. 11.490-491) [36] . Las referencias agrarias a Itaca se convierten en relevantes si son estudiadas en asociación con el episodio del huerto de Laertes y con las referencias de Odiseo a Itaca como “mi propiedad con varios huertos” tras su regreso. El retorno es bueno en sí mismo, y la visión del paisaje es modificada con el fin de crear la idea de hogar y productividad; “fértil Itaca” es en algún sentido la propia versión de Odiseo de su patria una vez arriba a ella, y es la visión de un marinero tras muchos años de ausencia de la tierra firme.
Referencias a jardineros se vuelven relevantes en relación con la tierra cultivada. Por ejemplo, Penélope lleva con ella al hogar su jardinero Dolios (Od. 4.737), quien ayuda a Laertes en el huerto (Od. 24.222) [37] . Laertes, como un padre piadoso, es retratado con la imagen de un jardinero (Od. 24.248-253). La escena del huerto y el nombramiento de los árboles introduce a la narrativa un tono de nostalgia. Este episodio puede ser visto en relación al símil de Glaucos y Diomedes en que la naturaleza humana es comparada al ciclo vegetal; allí, el mundo de la flora es usado como un canal para expresar emociones humanas (Il. 6.146-149). El tono de nostalgia es creado no solamente en la idea de la naturaleza efímera de la vida humana, sino también aumentado por el uso de los árboles, o de motivos florales, como medio de dar materialidad a las relaciones humanas:
No en tí buen anciano, ignorancia de cómo se cuida
Tal plantío, más bien la labranza conoces del todo,
Del arbusto, la higuera, la vid, el peral, el olivo,
Las legumbres, y así nada está descuidado en tu huerto.
(Od. 24.244-247)
En Ítaca, la naturaleza y su productividad son descritas con un sentido de realidad, que contrasta con las descripciones de lugares que pertenecen a la tierra del mito, como el jardín de Alcino y la isla de Calipso. El huerto de Laertes es bien mantenido y prospero: se enfatiza especialmente la prosperidad del viñedo (Od. 24.342-344). Pero su descripción no comprende elementos fantásticos, como la milagrosa fertilidad del huerto de los Feacios [38] , o como la magnífica vegetación de Ogigia que la coloca en el mundo de los cuentos de hadas, como un paraíso natural [39] (Od. 5.59-74). La fertilidad de los sitios que pertenecen al mundo fantástico contrastan con la escasa vegetación de la patria de Odiseo, y con su memoria de Itaca como un lugar escarpado. Por lo tanto, los campos cultivados de Itaca están relacionados con la visión de Odiseo del hogar tras veinte años de ausencia, y también en asociación con la idea de un regreso exitoso.
Mi premisa concerniente a la fertilidad de Ítaca no se dirige hacia el punto de vista colonial como lo hace el trabajo de Dougherty [40] . En mi opinión, las referencias agrícolas y la milagrosa productividad iluminan la forma en que la figura de Odiseo, como un paradigma de esfuerzo y viaje, forman parte de la construcción de una identidad griega.
La tierra cultivada de Ítaca y el encuentro de padre e hijo en el jardín al final de la Odisea, pueden ser vistos en asociación con el contexto agrario de la Ilíada. El nostos de Odiseo puede interpretarse como un ejemplo de los muchos otros posibles nostos codificados en el Catálogo de las Naves. La Ilíada pre-figura el nostoi de los héroes: el témenos, la evocación del hogar y la figura del padre, son elementos que toman parte en relatos de retorno, y estas sugerencias apenas mencionadas en la Ilíada se desarrollan cabalmente en la Odisea.
Mi aserción es validar el estudio de sus paisaje en su relación con el contexto de la historia, en este caso la identidad de Odiseo, antes y después del regreso. Las variadas formas en que los griegos interpretaron su paisaje fueron parte de su reacción para construir una identidad colectiva. “Leer el paisaje” refiere a la posibilidad de construir un territorio unido, que se identifica por características topográficas recurrentes; una abstracción que dará un sentido de coherencia y unificación a un escenario particular. Mediante el uso de hitos geográficos y leyendas, esta construcción da un sentido de pertenencia a sus habitantes, y se convierte en un sistema topográfico de significado e identidad.

Footnotes

[ back ] 1. Luce (1988), Lorimer (1950), Rennell (1933). Me referiré detalladamente a estos estudios más adelante.
[ back ] 2. West (1989) 133-134
[ back ] 3. Obregón (1971) y más recientemente Dickie (1995)
[ back ] 4. Page (1955)
[ back ] 5. Germain (1954)
[ back ] 6. Malkin (1998)
[ back ] 7. Dougherty (2001)
[ back ] 8. Dougherty (2001) 128-131, Graham (1964) 29, Malkin (1987) 138
[ back ] 9. Dougherty (2001) 219 n.21, Malkin (1998) 4, 14, 119
[ back ] 10. Dougherty (2001) 161-176
[ back ] 11. Rood (Por publicar)
[ back ] 12. Hartog (1996) 12-16
[ back ] 13. Hartog (1996) 34
[ back ] 14. Horden y Purcell (2000)
[ back ] 15. Ver capítulo 2 y capítulo 8, sección 1.
[ back ] 16. Clay (1980) 261-264, Ahl-Roisman (1996) 100-101. Para las maravillas vegetales ver French (1994) 141-148
[ back ] 17. Malkin (1998) 1,9, 95-119. Ver Ford (1992) 107: “La Odisea es la mayor y más extensa muestra extensa de estos nostoi, o ‘poemas de retorno’ pero su autor de ninguna manera inventó la forma”. Para la idea de que Homero estaba al tanto de este género de poesía ver Nagy (1979) 97 n.2, 35-36, también Thornton (1970) 1-15.
[ back ] 18. Dimock (1963), Pucci (1987) 24, Stanford (1983)
[ back ] 19. Allen (1921) 87. Leaf (1915) 150-151, 158 y 162. Para los detalles de la controversia Leucas-Tiaki ver Stubbings (1962) 403-404
[ back ] 20. Hope Simpson-Lazenby (1970) 103-106, Leaf (1915) 139-192, Lorimer (1950) 494
[ back ] 21. Tucídides nos dice que el canal, la excavación atribuida por Estrabón a colonos corintios en el siglo 7 aC., fue suspendida antes de las guerras del Peloponeso. Ver Rennell (1933) 7, “En tiempos de Homero los pastores y el ganado pudieron haber cruzado el istmo”.
[ back ] 22. Rennell (1933) 7, Luce (1998) 165-230
[ back ] 23. Lorimer (1950) 496-497
[ back ] 24. Od.1.18,57,88,103,163,172, 404; 2.256; 3.81; 4.175,555,601,605,608,643,671,845; 9.505,531; 10.420,522. 11.30,111,162,480; 12.138,345; 13.97,135,248,256,344; 14.98,126,182,189,329; 15.29,36,267,482,534; 16.223,230,251,419; 17.250; 18.2; 19.399,462; 20.340;22.30,52,223; 23.122,176; 24.104,259,269,284.
[ back ] 25. Este adjetivo es usado en la Ilíada para describir una colina en Il.13.17 [GRIEGO], y caminos montañosos [GRIEGO]Il.2.168, [GRIEGO]Il.17.743
[ back ] 26. Clay (1997) 261-264, Bassett (1918) 528-29, y bibliografía hallada en ellos. Murnaghan (1987) 20.55 dedica gran atención al encuentro entre Odiseo y Atenea, pero no menciona la importancia del Neritos. Heubeck y Hoestra (1989) 185-186 no mencionan el hecho de que este monte es especialmente asociado a Odiseo en el discurso hecho por Atenea. El artículo de Byre (1994) 111 estudia la descripción del bosque y de la caverna de las Ninfas, pero no señala la diferencia entre ambas descripciones y el hecho de que el Neritos solo aparece en la descripción que Atenea hace del área.
[ back ] 27. Clay (1997) 190 y 204
[ back ] 28. Dougherty (2001) 161-176
[ back ] 29. Para la idea de peso en la narrativa, ver Calvino Seis propuestas para el último milenio.
[ back ] 30. Pucci (1987) 16: “ ‘polutropy’ tiene la feliz ventaja de describir no solo su carácter sino las cualidades temáticas y retóricas de su texto”. Ver también Sorge (1994), Taaffe (1991) 131-138.
[ back ] 31. Od. 1.57-59, 5.301, 10.29-30, 10.414-417, 11.360-361, 9.34-36.
[ back ] 34. Esta actitud de Odiseo es similar a la que expresa en Feacia cuando es invitado a una competición atlética (Od.8.160-234)
[ back ] 35. Es interesante señalar que Odiseo dice continuamente que él prefiere ser un guerrero que trabajar en los camposOd.14.222
[ back ] 36. Esta clase de combinación marcial y agraria aparece en un pasaje de Jenofonte (Oeconomicus iv. 20ff) Ciro dice “Nunca ceno antes de trabajar hasta sudar ya sea practicando algún arte militar, o haciendo algún trabajo agrícola, o algunas veces involucrándome en alguna actividad competitiva”. Hay también otro caso de una combinación agraria y militar. El héroe Echetlaeus, un héroe con la apariencia y ropas de un campesino, que fue visto en la batalla de Maratón peleando y matando muchos con su arado, y que desapareció tras la batalla. Para esta historia ver Jameson (1951) 49-61
[ back ] 37. West (1989) 124-125
[ back ] 38. Para la descripción detallada del huerto de Alcinoo, ver Austin (1975) 154-157. También Richter (1968) 96-98. Vidal-Naquet (1996) señala que los Feacios están en un estado entre el mundo de la fantasía y el real. Ver también Segal (1962) 17-63
[ back ] 39. Semple (1932) 485-492, Ruskin (1897)
[ back ] 40. Dougherty (2001)